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Decidir ser Protagosnista vs. Víctima: El Poder de Hacer lo que Amas.


Cuando hablamos de vivir nuestros sueños, o vivir de acuerdo a nuestras pasiones, en innumerables ocasiones hemos escuchado la frases: “Ser los arquitectos de nuestra propia vida” o “Ser los protagonistas de nuestro propio libreto”. Muchas véces renunciamos a esto! Por qué?

Ser protagonistas de nuestra vida, no sólo se refiere a no ser meramente espectadores. También implica ser causa y efecto; el más feliz dentro de nuestras alegrías y el más interesado y más activo en la resolución de nuestros problemas. Un demoledor de excusas, un eterno estudiante que reconoce y aprende de sus errores; en conclusión, una ser humano responsable.

Para abundar sobre este tema, quiero compartirles algunos fragmentos del maravilloso libro de Fredy Kaufman, “La Empresa Consciente”, que si bien se refiere a un estilo de gestión que se caracteriza por una serie de actitudes, conductas e interacciones, es un deleite para cualquiera que busque crecimiento personal, ya que el principal postulado de Fredy Kaufman en su libro, es que una empresa consciente están compuesta por empleados conscientes y líderes conscientes.

Como individuos, ser conscientes significa que estamos despiertos, atentos. Vivir conscientemente significa que estamos abiertos para percibir el mundo que nos rodea y nuestro mundo interior, para comprender nuestras circunstancias y decidir cómo actuar frente a ellas de una manera que honre nuestras necesidades, valores y objetivos. Ser inconsciente es estar adormecido, actuar mecánicamente. Vivir en forma inconsciente significa dejarse llevar por el instinto y los patrones de conducta habituales.

De ahí que los empleados conscientes asumen responsablemente su vida. No comprometen valores humanos para lograr el éxito material. Dicen su verdad y escuchan las verdades de los demás con honestidad y respeto. Buscan soluciones creativas a los desacuerdos y honran de manera impecable sus responsabilidades. Se conectan con sus emociones y las expresan productivamente.

Ya sea que estés en la posición de empleado, de líder corporativo, o de emprendedor, si deseas vivir una vida apasionada, esto requiere elegir siempre a favor de nuestras pasiones. Para poder hacer esto debemos aprender ser seres responsables y conscientes que usamos el libre albedrío que nos diferencia de los animales para escoger entre dos tendencias básicas de los seres humanos: ser víctima o ser protagonista.

La víctima es la persona que sólo presta atención a los factores sobre los cuales no puede influir. Se ve a sí misma como alguien que sufre las consecuencias de circunstancias externas. Para preservar su autoestima proclama su inocencia. Dado que no tiene nada que ver con el problema, nunca se incluye a sí misma en sus explicaciones. Jamás reconoce haber contribuido en alguna medida a crear la situación que vive. Cuando las cosas salen mal, busca a quién atribuir la culpa, señala con el dedo los errores de otras personas. Para la víctima, los problemas siempre son consecuencia de las acciones de los demás. Sus propias explicaciones tranquilizadoras la apaciguan, le permiten mantener la ilusión de su inocencia cuando se enfrenta a la realidad del fracaso.

El protagonista, en cambio, presta atención a los factores sobre los cuales puede influir. Se ve a sí mismo como alguien que puede responder a las circunstancias externas. Su autoestima es producto de hacer las cosas de la mejor manera. En sus explicaciones se involucra a sí mismo, dado que comprende que ha contribuido sustancialmente a la creación del problema. Cuando las cosas salen mal, el protagonista trata de entender qué puede hacer para corregirlas. Elige las explicaciones que le confieren poder y lo ponen en control de la situación.

La víctima elige declararse inocente y adopta este tipo de razonamiento: “Si quiero salir airoso, no debo ser visto como parte del problema. Tengo que culpar a las circunstancias que no puedo controlar”. El protagonista conoce la ruta del poder: “Si quiero ser parte de la solución, tengo que considerarme parte del problema. Si no reconozco cuál fue mi contribución para generar una situación adversa, no podré modificarla”.

Para un protagonista, el mundo está lleno de desafíos que se siente capaz de enfrentar como un “guerrero”. El protagonista no se siente omnipotente. Comprende que existen factores externos que están más allá de su control y no los considera una bendición ni una maldición, sino simplemente desafíos.

Nadie es simplemente una víctima o un protagonista. La víctima y el protagonista responden a las tendencias humanas de tener una actitud franca o una actitud defensiva. Cada una de ellas representa una visión diferente, por medio de la cual ofrecemos explicaciones para los numerosos acontecimientos de nuestra vida. Todos podemos desempeñar cualquiera de estos dos roles en momentos diferentes.

Cualquiera que sea el rol que usted elija, siempre habrá factores que no podrá controlar. Puede decidir concentrarse en aquellos que puede controlar, y ser un protagonista. O puede concentrarse en aquellos que están más allá de su control, y ser una víctima. Evidentemente, es más efectivo elegir la postura del protagonista. Ser protagonista de nuestra vida, es ciertamente la actitud de un ser humano consciente.

Para muchos de nosotros, responsabilidad suele ser sinónimo de culpabilidad y, en consecuencia, es algo que debemos evitar. Es una asociación que establecemos en la primera infancia. Una de las primeras cosas que aprendemos como “autodefensa”, que consiste en sostener que somos siempre inocentes.

No asumir responsabilidad ante problemas que no hemos creado puede parecer algo justificable, pero aunque nuestro barco enfrente una tempestad, no podemos decir alegremente “no provoqué este desastre, no tengo que hacerme cargo de él”. Un capitán acepta que todo lo que ocurre mientras está a cargo de la nave, es su responsabilidad. Somos los capitanes de nuestra vida y debemos navegar lo mejor que podamos, sin importar lo “injusto” que el clima sea.

Todas las situaciones, desde las más horrendas hasta las más comunes, pueden explicarse desde el punto de vista del determinismo o del libre albedrío. La libertad es lo que distingue a un ser humano de cualquier otra clase de ser. Ser humano significa ser capaz de elegir. Tal vez el ejercicio más importante de esa libertad es la decisión de vivir como una víctima o como un protagonista.

Con la actitud de protagonista siempre será meas fácil, vivir la vida Haciendo lo que Amas.

Fuente: Libro "La Empresa Consciente" - Fredy Kofman.

 
 
 

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